Autor Tema: Formación financiera  (Leído 3634 veces)

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Formación financiera
« en: Marzo 25, 2014, 16:21:55 pm »
Hoy vamos a ponernos nostálgicos para recordar el quinto aniversario de la peor crisis bursátil y económica desde los tiempos de la Gran Depresión. El 9 de marzo del 2009 la bolsa americana, y de su mano gran parte del resto de mercados bursátiles del planeta, hizo suelo tras el fin de la bacanal de las hipotecas subprime y la hecatombe de Lehman Brothers. El fin del mundo parecía próximo y los manuales acerca de cómo sobrevivir en un apocalipsis zombi (financieramente hablando) se vendían como churros. Vamos a echar un leve vistazo a lo que ha pasado después hasta ahora. Desde un punto de vista bursátil, queremos decir.

Malas noticias para los adictos al drama

Usando los datos estadísticos suministrados por MSCI hemos comparado la rentabilidad bursátil con reinversión de dividendos a cinco y diez años de todos los países para los cuales existen tales registros, esto es, 56. He aquí los resultados:


El mundo ha ofrecido una rentabilidad anualizada a 10 años de un 7.23%, ligeramente inferior a la española, mientras que tras el suelo de mercado de 2009 ofrece un destacable 22.53% frente al 16.18% español. Recordemos lo mal que lo ha pasado España en relación al resto de países. Aún así, ¿dónde hay que firmar para conseguir un rentabilidad anual del 16%? Desde luego no en su banco, que tampoco le va a ofrecer el 7%-8%. En la friendzone bancaria sólo hay comerciales dándole palmaditas en el hombro y llamándole amigo. Pero olvídese de lo otro, la rentabilidad queremos decir.

El único país que lo ha hecho mal tanto a 5 como a 10 años ha sido Grecia. Uno de cincuenta y seis, esto es, el 1.78% del mundo bursátil para el cual disponemos de datos tanto a 5 como a 10 años. Irlanda no ha cumplido tampoco en la última década, aunque su recuperación desde el 2009 es sustancial. Durante los últimos 5 ejercicios Jordania y Marruecos tampoco se han lucido. Por tanto sólo hay 4 países sobre 56 que presenten resultados negativos bien a 10 años vista o a 5 años o a ambos, es decir, el 7.14% del mundo. Dicho de otra manera, ha tenido usted casi un 93% de probabilidades de no haber metido la pata o de haber vivido en un país cuyo mercado se ha comportado medianamente bien o, al menos, no le ha hecho perder sus ahorros.

Ante todo mucha calma

¿Es difícil hacerse rico invirtiendo en bolsa? No le quepa la menor duda de que sí, es muy difícil. ¿Es difícil ganar dinero en bolsa como pequeño ahorrador/inversor afín de aumentar de manera sólida y sostenida su patrimonio y, además, hacerlo con seguridad? Ya ve que es increíblemente fácil.

Como bien hemos sostenido otras veces la indexación tanto a su mercado nacional como a su mercado regional y también al mundo o USA le garantiza que lo tiene usted muy complicado para perder dinero. Tiene que hacerlo rematadamente mal para sufrir pérdidas serias. O lo que es lo mismo, tiene que perder la calma.

Desde aquí le recomendamos que se tome los cracks con filosofía. No peque nunca de optimista irredento pero tampoco de pesimista cansino. A no ser que le toque vivir un hundimiento civilizatorio, en cuyo caso ya todo da igual, no hay ningún motivo en absoluto para que usted no pueda incrementar su patrimonio con objetivos y planes que tengan sentido a largo plazo, esto es, cinco años mínimo.

En los mercados bursátiles no sólo se encuentran las empresas que han protagonizado la última y grave crisis económica que aún estamos padeciendo. Afortunadamente para todos también se encuentran en los mercados todas esas compañías que fabrican productos u ofrecen servicios que la gente necesita siempre, independientemente del entorno económico.

Por ejemplo…

Si usted vive en Madrid y ha decidido acampar en alguna plaza pública para demandar que “alguien” (el gobierno normalmente o una asamblea autogestionaria) le resuelva sus problemas es muy probable que haya usado el metro, cuyos vagones ha fabricado CAF. Seguro que después ha subido por alguna escalera mecánica o ascensor de Zardoya-Otis o Schindler. Puede que se haya detenido en un supermercado DIA a comprar unas salchichas o embutidos cuyos envoltorios ha fabricado Viscofán. Si se ha desplazado en un vehículo de motor es probable que haya usado gasolina Repsol. Además, dado que ha tomado la decisión de cambiar al mundo mediante la exhibición de su enfado con el sistema lo normal es que quiera que sus colegas se enteren o dejará de ser cool-guay. Puede entonces haber utilizado su teléfono móvil cuya operadora es Telefónica. Y así y así y así…

Para ser más actuales fíjese ahora en el lío de Crimea y los vientos de guerra. Durante los primeros años 90 Europa convivió con una guerra atroz y medieval en la antigua Yugoslavia. Las bolsas no dejaron de subir. Hemos ido a la guerra de Irak y Afganistán, que se han prolongado largos años, y en ese período de tiempo hemos visto una euforia y un crack. La guerra no decidirá por sí misma el rumbo a largo plazo de los mercados. Serán, como siempre, las condiciones macroeconómicas de fondo quienes lo hagan independientemente de las fluctuaciones a corto plazo que estos desgraciados follones provoquen.

Feliz quinto aniversario

El mundo, en general, está hoy mejor que hace 10 años. Sigue creciendo económicamente y cada vez más personas abandonan la pobreza. Súmese a ese carro porque ese es el lado correcto de la ecuación. Ligue su prosperidad al avance de la sociedad por mucho que éste se produzca en forma de dientes de sierra. Recuerde que los protagonistas de la economía son las personas, sus ideas y sus emociones y no un conjunto de agregados macroeconómicos ni modelos cuantitativos ni qué, cuánto, cuándo y cómo producir bienes y servicios.

Mañana no es el fin de los tiempos. Es la única predicción que usted podrá hacer sin que nadie en el futuro se la pueda echar en cara dado que si efectivamente, dentro de 24 horas, todo se acaba a nadie le importará que se haya usted equivocado.

¿Nos permite un pequeño consejo y una pequeña recomendación de compra? Siga incrementando su patrimonio y, por tanto, su independencia financiera. Aumente su libertad personal. Y compre.

Compre el mundo. Muy de vez en cuando hasta lo regalan.



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Re:Formación financiera
« Respuesta #1 en: Abril 02, 2014, 11:03:23 am »
La renta variable como el mejor activo para crear un patrimonio

Vistos los acontecimientos de los últimos 6 años en el mercado de valores el título de este post bien podría parecer una broma macabra. No obstante, hablamos muy en serio porque “somos engañados por la apariencia de la verdad” tal como sentenció el célebre poeta romano Horacio hace más de dos mil años.

     La “apariencia de la verdad” en este caso parece justificar el abandonar de por vida la inversión bursátil y buscar el abrazo y refugio de otras alternativas de aspecto más seguro. Sin embargo, si afirmamos rotundamente que la renta variable es el mejor activo en aras a crear un patrimonio lo hacemos por dos motivos fundamentales:

         -Es el activo más rentable a largo plazo.

        -Es, además, el activo más seguro.

Extrañas afirmaciones las nuestras en un mundo donde se halla consagrada la máxima según la cual a mayor rentabilidad mayor riesgo. Quizá esto sea cierto si estamos hablando de comprar el lunes por la mañana y vender el martes por la tarde. O si no tenemos claro lo que es realmente una acción y pensamos que se trata de un “producto financiero.”

No obstante, si partimos de que una acción representa una parte alícuota de un negocio en funcionamiento cuyo valor es independiente del precio a que cotice y que, además, el riesgo es la acertada combinación entre probabilidad de acierto tras un análisis razonado y consecuencias no irreversibles del error, lo cierto es que muy pronto llegaremos a la conclusión de que lo expuesto anteriormente tiene visos de tener más sentido que las “apariencias de lo verdadero.”

La renta variable es el activo más rentable a largo plazo

Frente a una inflación media del 4% y una rentabilidad media del 5% ofrecida por la renta fija, los mercados de valores han proporcionado unas tasas de retorno del 10% anual. Jeremy Siegel, en “Stocks for the long-run”, ha analizado estadísticamente 200 años de historia de la bolsa americana. Sus conclusiones pueden aplicarse igualmente a cualquier otro mercado bursátil suficientemente desarrollado y que, por tanto, tienda a generar eficiencia.

Las acciones baten a la renta fija casi siempre o siempre. En períodos de 10 años, el 80% de las veces y en períodos de 30 años, el 100%. No es de extrañar que así sea dado que una acción, como antes hemos señalado, representa la participación en un negocio que puede crecer o expandirse. Además, en los mercados de valores se encuentran, por regla general, la mayoría de las empresas más importantes y representativas de una economía así como las más innovadoras. Comprar acciones es invertir en el progreso económico y en el desarrollo de la sociedad, que tiende a ser ascendente independientemente de que su marcha hacia arriba adquiera la forma de dientes de sierra.

El inversor en renta fija gubernamental o corporativa no es más que un suministrador de dinero de estas entidades. Obtendrá un interés anual fijo por su inversión y la devolución del capital una vez finalizado el plazo. Invertir en renta fija le convierte a usted en prestamista, en acreedor. Posee usted activos nominales o fiduciarios cuya rentabilidad depende de la confianza y solvencia que inspire el deudor. Invertir en acciones le convierte en propietario de un activo real.

La propiedad inmobiliaria también incrementa su valor a largo plazo puesto que resiste con éxito a la inflación y porque hablamos, además, del bien material más importante y útil de nuestra vida. Sin embargo, sus retornos no son tan consistentes como los de las acciones. Se le achaca también falta de liquidez, lo cual constituye una crítica excesiva dado que la iliquidez o liquidez de cualquier activo, incluidas las acciones, dependerá al final del precio al que se esté dispuesto a comprar y vender.

Las materias primas constituyen un activo muy cíclico y volátil. Su rendimiento a largo plazo ha sido bajo y plantean el grave inconveniente de la obsolescencia tecnológica. La mejora constante de la ciencia y la tecnología hace que aumente año tras año la eficiencia en la explotación y uso de las materias primas. Es quizá uno de los activos de más difícil previsión futura y valoración presente.

El oro es una materia prima especial dado que funciona como valor refugio y constituye la moneda universal que espontáneamente ha elegido la humanidad. El oro de por sí no produce nada, no genera ningún tipo de rendimiento. Sin embargo, en un mundo donde la única moneda de curso legal tiene carácter fiduciario y cuya cantidad depende no de la oferta y la demanda real de dinero sino de la decisión intervencionista y regulatoria de organismos gubernamentales, el oro funciona como protección ante la perenne tendencia de los estados a imprimir la riqueza en papel. Dado que los gobiernos son siempre deudores y tienen fuertes incentivos para continuar gastando y seguir, por tanto, endeudados, la manipulación del tipo de interés y el envilecimiento de la moneda no va a desaparecer de su agenda. Es complicado ver un futuro donde no se siga usando la inflación como impuesto invisible que favorece al deudor y al monopolista institucional de la creación de dinero. Como activo es uno de los más volátiles y su rentabilidad a largo plazo ha sido peor que la de las acciones.

La renta variable es el activo más seguro a largo plazo

Esta afirmación tan paradójica y contraintuitiva posee, sin embargo, fundamentos muy sólidos. El principal de ellos consiste en la naturaleza de activo real de las acciones, lo cual significa que en su precio se incorpora la inflación. Ésta va a seguir existiendo a no ser que los gobiernos que controlan la creación de moneda se conviertan en extraños entes frugales y ahorradores. No creemos que esto vaya a suceder porque los gobiernos son instituciones regidas por personas, esto es, políticos. El principal incentivo de un político es ser elegido y, después, reelegido en el proceso electoral. Para ganar las elecciones hay que obtener más votos que los otros candidatos y los votos se “compran” en el “mercado de votos”, que suele abrir cada cuatro años.

Las promesas de los políticos pasan siempre por cambiar esto o aquello o hacer lo otro y deshacer lo de más allá. En todos los casos suponen gasto público o, lo que es lo mismo, detraer recursos económicos de parte de la población para entregárselos a otra parte de la población. El resultado final es el endeudamiento. Los impuestos, ya muy elevados, son impopulares para los ciudadanos presentes pero no tanto para los ciudadanos futuros que aún no han nacido o para los que aún no pueden votar y también para los que no votan nunca. El tinglado estatal necesita siempre de más y más recursos. La deuda los pone a su alcance. El monopolio de la creación de dinero y la manipulación consiguiente de los tipos de interés provoca que el recurso a la inflación, aunque ésta sea moderada, constituya una constante tentación en el comportamiento gubernamental porque de esta manera la deuda se diluye.

Las acciones mantienen razonablemente bien su poder adquisitivo en el tiempo porque suponen la participación del inversor, en calidad de propietario, en un activo real ligado al crecimiento económico y desarrollo de la sociedad. Ambos están protagonizados por las empresas que venden los productos y ofrecen los servicios que todas las personas consumen cada día.

Un ejemplo real: La historia curiosa del peor "market timer" del mundo!

Pedro es un hombre común sin muchos conocimientos del mercado, pero es ahorrador y planificado y en 1970 tiene solamente 22 años. Su idea es ahorrar $2000 al año en la década de los '70, $4000 al año en los '80, $6000 al año en los '90 y $8000 al año en la primera década de los años 2000. Su intención es poner ese dinero en el ETF que replica el S&P500 y no vender ni una sola acción, pase lo que pase (esta es la decisión importante!!!), pero por culpa de sus emociones consigue invertir únicamente cuando el mercado ha subido por cierto tiempo y de una manera importante porque esas subidas hacen que se sienta mas "seguro". Así que los primeros $6000 ahorrados los invierte a finales de 1972 justo antes de que el mercado cayera casi un 50%. Eso fue un duro golpe para el, pero no vendió ni una sola acción. 15 años después el mercado había subido suficientemente y por un tiempo lo suficientemente largo como para que Pedro tuviera nuevamente confianza para invertir sus ahorros acumulados desde la ultima inversión, en este caso puso en el ETF S&P 500 unos $46.000 en agosto de 1987 justo poco antes de una caída del 30%, pero aunque maldiciendo su mala suerte Pedro siguió sin vender ni una sola acción. Este golpe lo mantuvo fuera por mucho tiempo del mercado y la siguiente fecha donde invirtió sus ahorros acumulados fue en diciembre de 1999. En esa época todo el mundo estaba entusiasta porque por fin se habia ganado la batalla a los ciclos económicos y un futuro de inimaginable prosperidad estaba a las puertas, todos sabían que "esta vez es diferente" y así Pedro invirtió en el ETF $68.000 que había acumulado desde 1987. Solamente para ver como en poco tiempo la bolsa bajaría casi un 50% en un periodo de dos años. Esta vez el golpe fue mas duro porque  en poco mas de 10 años Pedro llegaría a los 65 años y esa era la fecha en la cual se queria jubilar y disfrutar de sus ahorros. Pero siguió sin vender ni una acción. Pero con el tiempo y los mercados subiendo Pedro decidió hacer una ultima inversión en el ETF S&P 500 en 2007 ya que los mercados se veían sólidos y tranquilos. Esta vez invirtió $64.000 justo antes de la peor crisis financiera de los últimos 100 años y vio como sus inversiones bajaron otra vez mas del 50%. Esta fue efectivamente la ultima inversión que hizo Pedro en renta variable y siguió ahorrando unos $40.000 mas hasta que se retiró a finales de 2013.
Aunque Pedro invirtió en los peores momentos posibles terminó siendo millonario, el valor de su patrimonio era de $1,1 millones, si hubiera invertido el monto ahorrado cada año en vez de esperar a invertir justo antes de las grandes caídas, hubiera acumulado $2,3 millones pero claro en ese caso no hubiera sido Pedro el peor "market timer" de la historia!     
Fuente: Value Investing Club

Apunte final

Ahora que sabemos que la renta variable es el activo más rentable y seguro a largo plazo y por qué, surge la cuestión de cómo invertir en la misma con éxito. Este interrogante no es superfluo ni mucho menos porque, como veremos próximamente, la cuestión del cómo invertir en renta variable está indisolublemente unida a que la afirmación con la cual hemos titulado este post sea o no correcta.



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Re:Formación financiera
« Respuesta #2 en: Abril 12, 2014, 22:59:35 pm »
¿Se imaginan a un electricista o a un fontanero vendiendo herramienta tras herramienta de su bolsa de trabajo en lugar de usarlas para ganar dinero? Seguro que no. Entonces, ¿por qué usted hace lo mismo con su capital?

La obsesión de la clase media: trabajar para el dinero

Su ahorro es una herramienta cuyo fin es generar riqueza para usted. Sin embargo, el ciudadano medio, independientemente de su nivel de ingresos, prefiere amontonar “papel moneda” en ruinosos depósitos bancarios para después “quemarlo” en el altar del gasto. Trabaja incansablemente para el dinero sin que, por el contrario, éste haga gran cosa por él. Mientras tanto los banqueros se lo pasan pipa.

Esta enfermiza obsesión conduce al ciudadano a descapitalizarse constantemente. Así, Pepito: “ahorro dinero fruto de mis ingresos por el trabajo para adquirir, por ejemplo, un vehículo. Una vez reunido el dinero que he acumulado en depósitos y cuentas bancarias durante varios años sin ganar mucho más del 3% lo retiro del banco, me dirijo al concesionario y adquiero el vehículo que previamente he elegido después de muchas horas de investigación e intercambio de opiniones con los colegas. Ahora tengo un automóvil nuevo y soy la caña. Por otro lado, mi ahorro vuelve a ser igual a cero. Vuelta a empezar.”

Este hábito se denomina “trabajar para el dinero” y es como una enfermedad infecciosa que afecta a la clase media impidiéndole progresar. De la misma manera que un fontanero no puede reparar una avería sin su caja de herramientas, usted no puede crear un patrimonio que incremente su independencia financiera si dedica su ahorro al gasto y no a generar una rentabilidad que haga posible ese gasto.

¿Qué tengo que hacer para que el dinero trabaje para mí?

Empiece por no gastarlo. Eso suena horrible, lo sabemos. Va en contra de sus instintos más básicos como depredador consumista occidental. A todos nos gusta gastar y, sobre todo, que los demás lo vean. Si no, ¿dónde está la gracia? Pues mala suerte amigo: el ahorro significa irremediablemente sacrificio. Dicho de otra manera: en aras de un bienestar mayor futuro, renunciamos a cierta cantidad de bienestar presente. Así es como la sociedad ha progresado a lo largo de la historia: ahorrando los excedentes de su trabajo hoy para obtener mañana un mayor bienestar después de un proceso de inversión.

Así que supongamos que tiene usted un trabajo que le ha permitido acumular, por ejemplo, 10.000€. Es usted un español afortunado lo sabemos. Primero porque tiene empleo y segundo porque ha reunido esa asombrosa cifra. Un hecho un tanto paranormal en la grisácea vida financiera española. Sólo en Cuarto Milenio se pueden ver fenómenos más extraños.

Ahora que ya sabe que no puede malvender sus herramientas se enfrenta usted a esta espinosa cuestión: ¿y ahora qué hago? Ni soy fontanero, ni electricista, ni siquiera sé que “trabajo” tengo que realizar.

Pero lo que de verdad le interesa ahora es averiguar cuándo y cuánto puedo gastar una vez que haya empezado a trabajar con mi capital.

Ascensor primera planta: mantenimiento de su caja de herramientas

Su utensilio de trabajo, su ahorro debe estar engrasado. ¿Qué demonios significa esto? Vamos a aclarárselo rápidamente: en su trayectoria financiera tiene usted un acompañante no deseado, el típico plasta que se autoinvita a las fiestas y no para de hacer chistes malos dándole la murga al personal. Esta indeseable compañía tiene nombre propio: inflación. Y por un montón de razones que ahora no vienen a cuento hágase a la idea de que no hay manera de echarlo de su fiesta.

Fíjese en esto:



Desde el 1 de enero de 1999, fecha en la que se establece el cambio oficial euro/peseta hasta el 31 de diciembre de 2013 usted ha soportado una tasa anual de inflación del 2.72%. O dicho de otra manera, en 2013 sus 10.000€ de 1999 tienen un poder de compra de 6.606€. Eso es lo que refleja la primera columna que comienza con 10.000€, esto es, cómo se deprecia cada año el poder adquisitivo de su dinero. Éste se ha reducido en un 34%. Para que eso no suceda usted tiene que aportar 4.943€, esto es, un 49% más de ahorro a ese capital inicial. En la segunda columna que comienza también con 10.000€ se observa cómo tiene que aumentar anualmente su aportación dineraria para compensar el malévolo efecto de la inflación. ¡Y eso sólo para quedarse como estaba! Sí, sufrido conciudadano: en 2014 usted necesita 14.943€ para comprar lo que en 1999 podía adquirirse con 10.000€.

Así pues, al invertir su dinero tiene que obtener una rentabilidad mínima del 3%-4% o de lo contrario estará perdiendo poder adquisitivo. El camino hacia la pobreza está hecho con adoquines de inflación. Por tanto, ninguna alternativa de ahorro e inversión que no le proporcione por lo menos un 3%-4% debería estar en su agenda.

Si al final del año usted ha obtenido una rentabilidad de 300€-400€ usando su capital de 10.000€ sentimos aguarle la fiesta: o reinvierte las anteriores cifras o usted pierde poder adquisitivo. ¡Siguiente planta!

Ascensor segunda planta: mejora de su caja de herramientas

¿Y qué pasa si ahora obtengo una rentabilidad de entre el 6%-8%? Sería el doble de la inflación. Quizá ahora podría gastar unos eurillos. Técnicamente sí. Pongamos que a final de año obtiene entre 600€-800€. Podría gastar la mitad de esas cantidades ¿no? Pues no, no se lo recomendamos. Somos unos aguafiestas.

Si usted hace eso es cierto que habrá conservado su poder adquisitivo, puesto que reinvertirá entre 300€-400€. Pero eso será todo. No habrá conseguido usted mejorar. Seguirá con la misma caja de herramientas, engrasadas eso sí. Pero estancado. No crecerá. Su patrimonio inicial siempre será el mismo. Así no hay manera de progresar.

Lo sentimos mucho: en la segunda planta del edificio del ahorro e inversión tampoco se puede gastar. Si lo hace, jamás mejorará. Hágase a la idea de que una vez engrasada su maquinaria le conviene ahora incrementarla. De esta forma irá generando cantidades crecientes de riqueza que a su vez producirán más riqueza. Capitalización e interés compuesto se llama el truco. Nuestra sugerencia es que reinvierta al menos 600€. Pero consideramos mejor la reinversión de los 800€. Un 8% compuesto anual significa que usted dobla su capital cada diez años, lo cual es razonable y genera un incremento patrimonial perceptible. ¿Tercer piso?

Ascensor tercera planta: disfrutando de su dinero

Ni 3%-4% ni 6%-8%. ¿Entonces qué? Veamos un 10%, es decir, 1.000€ de beneficios obtenidos a final de año mediante el ahorro e inversión de sus 10.000€. Ahora cambian las cosas. De esos 1.000€ podría gastar 200€ y reinvertir 800€. Si el año que viene obtengo otro 10% sobre mis 10.800€ tendré 1.080€, de los cuales volveré a reinvertir 864€ y podré gastar ¡216€!

Bienvenido al paraíso de la capitalización y el interés compuesto: ahorro e invierto para obtener una tasa de rentabilidad, esto es, un beneficio, que me permita derrotar a la inflación y además seguir creciendo, pudiendo dedicar al gasto los excedentes de este proceso y disfrutar así finalmente de mi dinero.

El gasto no es una obligación, por supuesto, pero mentalícese de que si quiere progresar tiene que respetar ese 8% de rentabilidad que es necesario reinvertir. Gaste a partir de ahí si quiere. Pero nunca más… O volverá dando tumbos a la planta baja.

Conclusión

¿Sabe por qué tantos famosos, deportistas y artistas (son todo un clásico en este aspecto) pero también empresarios de éxito acaban viendo como su patrimonio decrece y se deteriora? Porque su trabajo e ideas les proporcionan unos ingresos que dedican a un gasto excesivo y a una mala asignación de capital. No es casualidad que la clasificación de los 500 millonarios de la lista Forbes no pare de dar tumbos. Uno se enriquece porque tiene una gran idea que funciona. Pero sólo se mantiene rico si asigna eficientemente los beneficios de esa idea por debajo de su umbral de gasto e inflación.

La clase media no es ajena a este proceso. La mayoría de nosotros no somos ni ricos ni famosos ni empresarios de éxito. Es muy complicado tener una gran idea que te haga rico. Pocos la tienen y no es raro también que grandes ideas se frustren por una mala puesta en práctica de las mismas. Así pues, tenemos empleos que nos proporcionan unos ingresos mediante los cuales cubrimos nuestras necesidades. O realizamos una asignación eficiente de capital, es decir, o ahorramos e invertimos una parte de nuestros ingresos en activos que nos proporcionen al menos un 8% de rentabilidad compuesta anual o estamos condenados a no mejorar financieramente, que no profesionalmente mediante el incremento de nuestros salarios. Sin embargo, en este último caso seguimos trabajando para el dinero sin que éste trabaje para nosotros.

Nuestro consejo es que intente construir con su ahorro este edificio de tres plantas independientemente del capital que posea y de la cantidad que pueda ahorrar. Por pequeñas que ambas sean nuestro consejo es el mismo: ¡no trabaje para el dinero, que el dinero trabaje para usted!