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En unas horas podremos ver Facebook plagado de fotografías de nuestros flagrantes “POLÍTICOS” luciendo con orgullo pines, banderas, camisetas y demás parafernalia de CCOO Y UGT (imágenes subidas con los smartphones y sus respectivas tarifas de datos pagadas por todos nosotros). Es curioso observar como, precisamente, se trata de los mismos que demonizaron a los sindicatos y su función durante la huelga gestionada hacia el gobierno del Señor Zapatero (de igual forma que ahora lo hacen los señores del Partido Popular).
Tengo la esperanza de ejercitar algún día mi derecho a huelga. No obstante, lo reservo para cuando dicha manifestación surja del pueblo y no de unos políticos que solo buscan arañar votos o de unos sindicatos que se acuerdan de lo mal que va España cuando ven recortados sus privilegios.
Propongo un ejercicio de reflexión. Qué pasaría si prohibiéramos financiar los sindicatos con dinero público; o buscáramos que la política volviera a ser una vocación y no una profesión. Si ningún alcalde de pueblo tuviera sueldo o si nadie consiguiera su puesto de trabajo a través de la política. Que ocurriría si redujéramos los cargos políticos y sus sueldos a la mitad; o hiciéramos desaparecer el senado, entre otras muchas medidas.
¿En que situación quedaría España?
Mejor, ¿verdad?